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Los toros en Málaga

Historia de la Fiesta

Historia de los toros en Málaga El cambio de la ciudad musulmana a la Málaga cristiana traerá consigo una transformación importante en la manera de celebrar los regocijos públicos y fiestas. Los nuevos pobladores aportan nuevas formas de diversión, una de las principales serán las llamadas fiestas de plaza, propias de la nobleza, llevadas a cabo con el doble objetivo de reunir diversión pública, ejercicio y destreza de las armas, alusivas a la guerra, de lucha contra un imaginario o real enemigo (el toro).

Celebradas con motivo de coronación de reyes, nacimientos de infantes, celebración de patronos, conquistas territoriales, las fiestas de toros serán el nuevo elemento que los vecinos de la Ciudad de Málaga utilizarán para conmemorar sus días señalados.

La primera noticia relacionada con la fiesta de toros se recoge en el año 1491, cuando por Acuerdo de Cabildo, el Ayuntamiento establece celebrar una Feria anual, el día de la Virgen de Agosto, para conmemorar la conquista de la ciudad y en la que se lidiarán  cuatro toros.  Con motivo de la toma de Granada por los Reyes Católicos se lidiaron toros el día de Reyes de 1492 en la Plaza Mayor, donde en las bocacalles se colocaron barreras, determinando que antes de la lidia "se faga proçesion en que vayan a la Señora de la Vitoria"

Durante los siglos XVI y XVII es frecuente encontrar entre la documentación municipal rendimientos de cuentas de diversos vecinos a los que se encargaba la compra de toros de lidia. Así sabemos de la existencia de mayorales, ganaderos, cabestros y enseres utilizados en la conducción de los toros bravos desde Casares o Andújar, centros de cría importantes. El precio de un toro en estos siglos oscila entre los 22 y los 42 ducados

A lo largo de nuestra historia como ciudad cristiana son constantes y continuas las celebraciones de toros en los cosos de la Plaza Mayor, donde se aprovechaban como tendidos los balcones, ventanas y torres de las casas de Ayuntamiento y otras de su entorno: a finales del siglo XVIII pertenecían a los bienes municipales 17 balcones, 10 ventanas, 4 ventanillas y 12 arcos y torres.

A partir de 1791, la denominada Plaza de Toros Vieja en el Perchel, los diversos cosos desmontables, entre los que se cuentan el de la Huerta del Convento de Santo Domingo, obra de Teodoro Reding y la llamada Plaza de Álvarez en la zona del Molinillo, fueron erigidos con el fin de recaudar fondos para obras de beneficencia o realización de obras públicas de infraestructura en Málaga.

La actual Plaza de Toros de la Malagueta se abrió al público en 1876, y es obra de Joaquín de Rucoba.

Carteles taurinos

El cartel taurino constituye el género pionero dentro de la historia de la  cartelería malagueña, sirviendo además de referencia para otro tipo de  carteles, como ocurrirá con los  de Feria. Tendrán un carácter marcadamente propagandístico e informativo.

Los primeros carteles ofrecen un formato  más pequeño del habitual Sus dimensiones lo hacían apropiados para colocarlos en los muros de los establecimientos públicos. A finales del XIX aparecerán los carteles murales, influenciados por el gran formato de los carteles de Feria de aquellos años.

Respecto a la estructura y la composición,  el texto será una pieza importante en los primeros momentos. Igualmente las escenas taurinas con el matador y el toro como figuras protagonistas serán un elemento esencial. Al igual que ocurre con los carteles de Feria, también se verá influido por los corrientes artísticas y el gusto de cada época.

Frente al papel como soporte tradicional, podemos encontrarnos  en el siglo XIX con ejemplares realizados en tela que constituye un elemento de fácil conservación e incluso fue un  atractivo “souvenir” para el público en general.